
Una.
Dormía.
Siempre dormía. Mucho. Demasiado.
Dormía.
Otro.
La miraba.
Siempre la miraba. Mucho. Demasiado.
La miraba.
Los pocos momentos del día en los que no dormía, no la miraba.
Nunca la miraba despierta. Nada. Nunca.
No la miraba.
Un día ella dejó de dormir y él de mirarla.
Un día ella se marchó y él no la vio, porque ya no la miraba, porque ya no dormía.
Y entonces él se durmió, porque ya no tenía a quién mirar.
Y entonces ella dejó de dormir, porque no tenía nadie que la mirara.
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