A veces me preguntan por qué me gusta tan poco la primavera.
Antes creía que había dejado de gustarme el día que me dí cuenta de lo mucho que os gustaba a los demás.
Me había dejado de gustar porque sí. Y punto.
Y entonces llegas tú en lo más crudo del invierno y me susurras que es primavera en tu corazón cuando está cerca del mío. Y no puedo evitarlo. Me enamoro de la primavera y la primavera se enamora de ti y ¿Tú? Tú vas y me susurras que te enamoras de mi. Y yo ya no sé si lo que quiero es el calor de la primavera o tu calor en pleno Enero. Creo que para mí son el mismo tipo de calor.
Y cuando más quería a esa primavera que te inventaste para mí, cuando estaba dispuesta a dejar que ella me hiciera, me quisiera, me amara...llega la primavera de verdad y te lleva con ella.
Es primavera y tú te vas.
Hoy hace un día precioso, el sol calienta mis piernas casi como calentabas tú mi (entre)pierna. Casi.
Y Tú no estás. Te has ido a otra ciudad, a otro país, donde tu amiga primavera es un rumor lejano.
Y ya no hay primavera. Ya no quiero primavera. Ya no quiero. ¿Sabes por qué? Porque te quiero a ti, porque la primavera no me interesa si no me la haces Tú, porque prefiero mil inviernos contigo a esta puta(da) de primavera.
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